Jirones de periódico

Atribulaciones y publicaciones de una escritora y periodista madrileña en la aldea gallega

06 julio 2006

Entrevista a Pablo Motos


“Soy como mi personaje, atraigo las cosas patéticas”

Radio, televisión, teatro; actor, guionista, director. Cuando se le pregunta cómo compagina su prolífica y simultánea carrera contesta que nada es imposible si uno prescinde de dormir. Pablo Motos es, junto a Enrique San Francisco, el principal responsable del gran éxito que la comedia ‘Entre fuerte y flojo’ está teniendo en todo el país. En Vilagarcía, de momento, las entradas están agotadas desde el primer día.

– Como afirman en la obra, ¿sólo son estables las relaciones que se basan en la mentira?
– Absolutamente. A la gente le molesta escucharlo al principio, pero después de estar 45 minutos demostrándolo no les cabe duda. De hecho, al que dice siempre la verdad lo que le pasa es que se separa.
– ¿Qué tiene en común y en qué difiere de su personaje?
– En este caso yo soy igual que el personaje pero un poco exagerado. En la obra lo hemos llevado al ridículo, pero a mí me pasan las cosas que le pasan a él, soy igual de patético. La gente cree que soy cómico, pero es mentira, yo atraigo las cosas patéticas. Continuamente me pasan cosas que cuando te están sucediendo son horrorosas,pero después las cuentas y tienen gracia.
– ¿Cómo definiría el personaje que representa Enrique San Francisco?
– Enrique es un caballero gamberro, una persona que ha vivido mucho y que tiene un concepto de la libertad muy superior al de cualquier ser humano normal. Vive como los budistas, sólo piensa en el aquí y ahora. En cada momento soluciona el problema que hay, es mucho más listo que mi personaje. Él es mi maestro en la obra, el cómico veterano.
– En Entre fuerte y flojo abordan temas muy serios en clave de comedia. ¿Esta visión humorística no puede herir algunas sensibilidades?
– Sin duda, siempre que dices algo hieres a alguien. En un teatro de mil personas cuando hablemos de la violencia habrá gente que crea que es un tema sobre el que no se pueden hacer chistes. Pero si sólo oyes la primera parte de la frase, te molestas, si escuchas lo demás te hace mucha gracia. En mi texto, por ejemplo, los hombres creen que me meto demasiado con los hombres, y las mujeres que lo hago más con ellas. A lo mejor estoy en el sitio adecuado pero cada uno ve los golpes que le entran a él, no los que le dan al contrario.
– ¿El humor es la mejor manera de enfrentarse a los problemas día a día?
– Para mí el humor es una forma de vivir, una actitud ante la vida y un recurso que hace que todo sea más llevadero. Cuando las cosas no tienen solución lo único que te queda es el humor. Si aprendes a reírte la vida es mejor y te engañarán menos, porque frente al humor no hay defensa.
– ¿Hay algo que no se pueda tratar con sentido del humor?
– Sí, claro, hay cosas que socialmente somos incapaces de superar, como el hambre en el Tercer Mundo, que nos provoca impotencia y vergüenza, e impide que nadie haga humor sobre ello, porque es superior a nosotros. Sin duda puede haber un aspecto divertido, pero sólo el hecho de decirlo ya es hiriente, porque es un tema complicado. Lo que es socialmente demasiado potente no se puede tratar con sentido del humor. Si yo hiciese bromas sobre alguien con mucho prestigio, como Teresa de Calcuta, de la que, objetivamente, se podrían hacer bromas quien quedaría mal siempre sería yo. El humor tiene límites, aunque menos de los que puede tener lo que llamamos un texto serio.
– El teatro está invadido actualmente por obras del formato Cinco mujeres.com, realizada por el mismo equipo que ha escrito el guión de Entre fuerte y flojo. ¿Es el humor el único modo de lograr que la gente acuda al teatro?
– No, de hecho nosotros hemos escrito Cinco hombres.com y demás, pero al teatro lo que le falta es una parte importante de innovación y experimento. Podría atraerse a mucha gente haciendo género de terror, por ejemplo. El problema del teatro es el cine, aunque no se quiera pensar. En el cine los efectos especiales han llegado a un nivel tan animal que el teatro no tiene manera de competir con eso y le cuesta mucho transmitir la misma emoción. Entonces es cuando uno se encuentra que hay obras clásicas siguen funcionando muy bien y que hay otras a las que no va nadie. La gente tiene la sensación de que el teatro es algo antiguo, y quienes tienen que modernizarlo son los autores que hacen las obras, bien sean de humor, de terror o poéticas. Yo hago obras humorísticas porque soy humorista, pero me estoy planteando hacer otro tipo de teatro, que puede tener éxito si es bueno.
– Tanto Enrique San Francisco como usted han trabajado en radio, televisión y teatro, a veces al mismo tiempo. ¿Cómo se complementan o estorban estas actividades?
– El único problema es que no duermes. Si exceptúas que se puede llegar a vivir sin dormir no hay ningún problema. Cada actividad es distinta y tiene un atractivo diferente y unos problemas diferentes. No tienen nada que ver. Si tu cuerpo lo aguanta y tu cabeza también, no se solapan.
– El Club de la Comedia, en el que ambos han participado activamente, ha marcado un hito en la manera de hacer teatro en España, ¿no comienza a ser ya algo excesivamente recurrente?
– ‘El Club’, cuando empezamos, sólo era una idea y ahora se ha convertido en una moda y corremos el riesgo de confundir lo que es importante con lo que no lo es. De lo que hay que hablar es de si un monólogo es bueno o malo, porque si es bueno no cansa. La gente no cuestiona el formato. Lo de menos es si hablas solo o con alguien. Lo que me interesa de verdad es lo que dices. El monólogo sólo es un vehículo.

Publicado en FARO DE VIGO, el Viernes, 25 de febrero de 2005