Jirones de periódico

Atribulaciones y publicaciones de una escritora y periodista madrileña en la aldea gallega

28 noviembre 2003

Bestiario Infrecuente


La mirada de la pintora pontevedresa ROSA ÚBEDA devolverá a los más feroces críticos a esa edad primitiva del hombre en la que la simplicidad de las formas desnuda de toda pretensión formal la representación de la realidad. El expresionismo del que hace gala la pintora da muestras una manera de sentir la pintura poco habitual.

Los acrílicos sin título de la pintora son el reflejo, que no la copia directa y a veces burdamente fotográfica, de situaciones reales y sentimientos que convergen desde el lienzo hasta las pupilas sorprendidas del observador.
El color repleto de formas imposibles de sus últimas obras expuestas en Arcana difieren con sus anteriores creaciones, en las que el marrón, el negro y apagaban su paleta de colores, ahora en plena ebullición de rojos y azules. El estallido actual del color y la vistosidad ha dejado claro en su obra las múltiples facetas que Rosa Úbeda esconde tras sus monstruos de cientos de ojos, parientes cercanos de aquellos que, escapando de los cuadros de Picasso, se escondían bajo las camas y en la oscuridad de los armarios de los niños por la noche.
En una larga y fructífera carrera, que la ha llevado a exponer en decenas de galerías gallegas o en la Casa de Galicia en Madrid, Rosa Úbeda ha hablado desde sus lienzos del lenguaje del arte que, como ella misma afirma, no tiene nada que ver con el lenguaje infantil, por más que muchos se empeñen en encontrarle similitudes. Un niño, o un artista naif no tiene cultura artística, sólo una cierta facilidad para pintar cosas de un modo instintivo. Un pintor no tiene nada que ver con eso, sino que hace relecturas de la tradición artística.
Las figuras de sus dibujos son para ella parte del imaginario colectivo y están dentro del subconsciente de todos ya desde la Grecia Antigua. Los monstruos, como el de siete ojos que dirige su múltiple mirada hacia el infinito, llegan rescatados desde los bestiarios legendarios de las edades antiguas del hombre, en una época en la que monstruos y personas vivían en un mismo mundo, abrazados en los pétreos soportales de las iglesias románicas.
El arte mesopotámico y asirio encuentra cabida en los temas, fundamentalmente femeninos de Rosa Úbeda, donde también se sitúan, salvando todas las distancias, las influencias de la portuguesa Graça Morais o de la ya elevada a la categoría de icono Frida Khalo.

Publicado en FARO DE VIGO, el Viernes, 28 de noviembre de 2003