Jirones de periódico

Atribulaciones y publicaciones de una escritora y periodista madrileña en la aldea gallega

10 febrero 2006

Entrevista a Verónica Forqué


“En la vida se aprende a tener sentido del humor”

Es la actriz que más premios Goya tiene en casa. Ha trabajado en televisión, cine y teatro, también como directora, y en todos los formatos ha recogido el mismo éxito. Acompañada por Santiago Ramos, Verónica Forqué inaugura la temporada teatral en el auditorio vilagarciano con Ay, Carmela.


– Esta es la tercera vez que trabaja con Miguel Narros, después de El sueño de una noche de verano y Doña Rosita, la soltera. ¿Se ha convertido en su director fetiche?
– Sí, soy muy afortunada de que un director como él, con tanta sabiduría y tanto sentido del humor haya querido trabajar conmigo todas estas veces.
– ¿Qué tal resultó su reciente experiencia como directora de teatro en La tentación vive arriba?
– Fue muy bonita, es algo a lo que ya hacía tiempo le tenía ganas. Y descubrí que me encanta. Llegó la ocasión con una obra muy lucida. Nos divertimos mucho, que era de lo que se trataba.
– ¿Le ayudó en este terreno su dilatada experiencia como actriz?
– Creo que, sin duda, el llevar tantos años trabajando como actriz te ayuda, te hace entender muy bien lo que sufren y dusfrutan los demás actores. Te hace poder ayudarles a encontrar el camino que uno busca para el personaje. Es algo muy emocionante.
– ¿Va a repetir la experiencia?
– Espero que sí, aunque este año no, porque con Ay, Carmela tengo ya mucho trabajo. Pero veremos más adelante, la verdad es que me gustaría muchísimo.
– La mezcla entre ingenuidad, dulzura y fuerza de carácter es parte de su marca como actriz. ¿Es realmente como parece?
– Sí, uno, en general es bastante lo que parece, aunque nos creamos que no.
– Su abuela era cantante de zarzuelas y actriz, su madre primero fue actriz y después escritora de cuentos, su padre era el director y productor José María Forqué. ¿De casta le viene al galgo?
– Aprendí mucho de mi papá. Miguel me recuerda mucho a él, siempre se lo digo. Son de la misma generación, hay algo en su manera de ver la vida, en su sentido estético y del humor, muy similar. He aprendido mucho de todos ellos.
– ¿Sucede igual con su facilidad para el humor? ¿Se aprende o se nace con ello?
– En mi casa, mi madre, que tiene ochenta y dos años y está estupenda, es una mujer, en ese sentido, aunque también en muchos otros, especialmente admirable. Tiene un enorme sentido del humor. Eso se aprende, es una elección, en determinados momentos puedes elegir y mirar las cosas desde el lado cómico o el más trágico. Una vez que te das cuenta de que en la vida hay muy pocas cosas importantes, es más agradable llevarlo todo con sentido del humor.
– Siempre se dicho que es mucho más difícil hacer reir que hacer llorar sobre un escenario.
– Eso dicen, pero yo no lo sé. Hay una frase célebre de Oscar Wilde que dice “lo fácil es morir, lo difícil es la comedia”. Pero en Ay, Carmela hay las dos cosas, es una tragicomedia, como la vida. Hay momentos en los que el público se va a reir mucho y otros en los que se esperamos que se emocione.
– Es usted una actriz que, como se dice en el flamenco, ha tocado todos los palos, ¿se decanta por alguno en especial?
– Depende del momento, ahora llevo ya un tiempo dedicada al teatro, aunque el año pasado hice una película, y el anterior otra. Voy haciendo según lo que surge, aunque cuando pasas de los cuarenta cada vez haces menos cine, y yo siempre he sentido que la madurez de mi carrera estaba en el teatro. Mi madre siempre me decía que lo bueno del teatro es que nunca te abandondaba.
– ¿Le queda algún papel especial por interpretar?
– No, soy muy práctica, me pongo a hacer lo que tengo que hacer. Así como hay otras cosas, como dirigir, que siempre me han ilusionado, no tengo ningún personaje en concreto que me atraiga. Ya he hecho muchos papeles muy bonitos, como este de Ay, Carmela, que es todo un regalo para una actriz.

Publicado en FARO DE VIGO, el Viernes, 10 de febrero de 2006