Jirones de periódico

Atribulaciones y publicaciones de una escritora y periodista madrileña en la aldea gallega

31 marzo 2006

Entrevista a Miguel Ángel Muñoz




“Un día eres el más popular y al siguiente no, pero eso no te tiene que afectar psicológicamente”

Saltó a la fama por interpretar a un joven bailarín chulo y prepotente. Ha vendido miles de discos con el grupo UPA Dance y en solitario. Pero Miguel Ángel Muñoz prefiere dedicarse ahora a los escenarios. La próxima semana traerá a Vilagarcía al cartero de Neruda, que, como él mismo recalca, “es un personaje para comérselo”.

_ Vives ahora un momento dulce de tu carrera, estás de gira con la obra de Skármeta, participas en la serie Mis Adorables Vecinos, has participado en el rodaje de Los Borgia... ¿Cómo lo llevas?
_ Con mucha ilusión y muchas ganas. La verdad es que los días no tienen fin, pero cuando uno hace lo que le gusta y está haciendo proyectos tan interesantes como son los que has nombrado, qué menos que estar agradecido y poner en ello todo tu esfuerzo.
_ Aunque llevas trabajando desde niño, saltaste a la fama por el trabajo en televisión en Un Paso Adelante, ¿te pesa el que mucha gente sólo te conozca por eso?
_ En absoluto, me enorgullece muchísimo, porque la verdad es que el éxito que me ha dado la más alta popularidad fue la serie y después el grupo UPA Dance. Estoy muy orgulloso de ello, porque creo que hacíamos un trabajo muy bueno, para el que echábamos muchas horas. Además no es nada fácil cantar, bailar e interpretar a la vez. Y si el personaje que haces es creíble –que a veces incluso la gente de la calle llega a confundir al actor con el personaje y piensan que soy bailarín y un chulo, como Rober– significa que el trabajo está bien hecho.
_ De momento tienes aparcada tu faceta de cantante, sinceramente, ¿era algo que querías hacer como artista o surgió como continuación del grupo UPA Dance?
_ De momento eso está aparcado. Ya tomé la decisión cuando acabó la promoción del último disco de UPA. De echo, antes de Un Paso Adelante yo no sabía cantar ni bailar, y me tuve que preparar a fondo para hacerlo. Cuando surgió la oportunidad de crear el grupo y aunar lo que hacíamos en la serie con la realidad comenzó mi andadura musical, que ha sido una de las cosas más interesantes y más bonitas que he hecho. Pero, ya te digo, que lo he dejado. Desde entonces los proyectos me han venido caídos del cielo. La verdad es que ya no tenía ningún sentido continuar en la música porque no estaba la serie de por medio y quería hacer otro tipo de cosas, como el papel de Mario, que es lo que más me apetecía.
_ Pareces sentirte cómodo en todos los géneros, ¿los actores jóvenes de hoy han de ser polifacéticos a la fuerza?
_ Se debe ser polifacético, pero quizá nuestra industria no está preparada para ello. Hay grandes actores, de hace muchos años, que cantaban, bailaban y actuaban, y se les consideraba mejores porque lo hacían. Sin embargo, aquí no se valora de la misma manera y se tiende a etiquetar. No se comprende que los actores trabajamos con nuestro cuerpo, que es nuestro medio y que debemos dominar todas sus facetas, la expresión corporal, la voz... Si además, tienes la oportunidad de probar y seguir aprendiendo en diferentes campos, mejor. Pero creo que por el tipo de industria que hay aquí, a excepción de Un Paso Adelante, en pocas ocasiones se tiene la oportunidad de compaginarlo todo y buscar actores completos, en ese sentido.
_ Cuando se es joven y se sale por la tele, la fama suele ser, en la mayoría de los casos, algo muy efímero, ¿tienes miedo de perderla?
_ En absoluto, de hecho, la he tenido y la he perdido en varias ocasiones y eso me ha servido para tener la cabeza en mi sitio y saber cómo funciona esta profesión. También ayuda el ver a otros compañeros, que han pasado por las mieles de la popularidad y el éxito y con el tiempo han vuelto otra vez al anonimato. Esto es así, y un día eres el más popular de España y al día siguiente ya no lo eres. Pero eso no te tiene que afectar psicológicamente, para bien ni para mal. Tienes que disfrutarlo en el momento y sacar las cosas buenas, y cuando la fama no esté pensar que lo que perdura es el trabajo, que es lo que te mueve a dedicarte a esto, y no la popularidad.
_ Háblame de tu experiencia como Mario, el joven cartero de Neruda.
_ En general está siendo formidable. Estoy encantado de estar en este proyecto que para mí significa tanto. A nivel de teatro he tenido pocas oportunidades de trabajar, y este ha sido el papel más importante, y más maduro y serio que me ha tocado interpretar encima de las tablas. Estoy aprendiendo muchísimo de él, es un personaje muy complicado, muy tierno, un joven de unos veinte años que va descubriendo el sentido de la vida, de las palabras. Cada sentimiento refleja una gran sensibilidad, y transmitir eso al público es muy difícil. He tenido que trabajar muy duro para hacerlo totalmente creíble y que la gente le quiera tanto como se merece, porque es un personaje para comérselo. En las más de treinta funciones que llevamos a lo largo de toda España no podemos estar más contentos. Es una obra preciosa que habla de amor, de poesía, de política. De un joven inexperto arropado por la grandeza de Pablo Neruda, que era capaz de llevar la más absoluta excelencia a lo más sencillo y cotidiano. Además, toda la compañía es estupenda, estamos conociendo España a fondo. Comer en cada sitio, conocer a la gente, disfrutar de los paisajes, al mismo tiempo que haces lo que te gusta es lo que cualquiera soñaría.
_ ¿Conocías de antes la obra de Neruda?
_ No más allá de lo típico, Veinte Poemas de Amor y una muy breve historia del poeta y su andadura política. Para preparar el personaje y la obra sí comencé a documentarme sobre Neruda y todo lo que había escrito Skármeta en referencia a El cartero. Cada vez voy leyendo un poquito más y conociendo la obra de Neruda, que es realmente apasionante.

Publicado en FARO DE VIGO, el Viernes, 31 de marzo de 2006

17 marzo 2006

Ventanas de luz


Algunos cuadros son ventanas a mundos diferentes. Otros lo son en más de un sentido. En su primera exposición en Vilagarcía Fernanda Fernández nos presenta algunas de las obras más destacadas de su creación.

La luz, brillante y omnipresente, se alza como principal protagonista en la obra pictórica de Fernanda Fernández. Es ella, esa luz única, repleta de contrastes y texturas, la que proporciona infinitos matices al color.
En sus cuadros, las pinceladas, de finas, casi llegan a fundirse en la mirada, en busca de un hiperrealismo chocante y asombroso desde el primer momento. Su técnica y su estilo no son en absoluto desconocidos en la localidad arousana en la que ahora expone, hasta el próximo 17 de abril; una de sus obras más llamativas resultó finalista en el concurso de pintura Rivas Briones. Un enorme mural en cuatro escenas de los jugadores de rugby de la universidad de Vigo que llamó la atención de expertos y visitantes por el tratamiento del tema y por el cuidado mimo y detalle de las formas.
“Pinté este cuadro un poco para resarcirme de otro anterior, también sobre el mismo tema, que no me gustó demasiado en su momento. Aunque ahora ya me he reconciliado con él. Lo que pasa, cuando estás mucho tiempo trabajando sobre una misma obra es que llega un momento en que te cansas, te satura, y ya no la puedes ver delante. Cuando pasa el tiempo y la vuelves a mirar, ya acabada, te das cuenta de que tampoco está tan mal”.
Unifica la exposición sin título un cierto tema urbano, sólo roto por algunas escenas marítimas que no pierden, tampoco, el referente de la ciudad. El paisaje de Vigo, pero también el de Asturias y detalles de Dinamarca, todo marcado por una mirada capaz de buscar la esencia de la belleza en cualquier rincón. “Pinto lo que me gusta, cosas que, estéticamente, me parecen bonitas. Aunque lo que es bonito siempre cambia de una persona a otra, a veces, incluso de un momento a otro para la misma persona”.
Pero antes de la pintura, está la fotografía. “Hago fotos de aquellos lugares que más me gustan, y después los pinto, excepto si quiero pintar algo que veo muy a menudo o que tengo muy cerca. Pero normalmente hago fotos porque con ellas captas la luz y el color deL momento, que es diferente al instante”.
Esta diferencia y variación se aprecia significativamente en las tres torres, una misma construcción y tres obras distintas, que recogen la variación del color gracias a la cambiante luz a lo largo de un mismo día.
De entre las decenas de pequeños y llamativos detalles destacan, sobre todo, las ventanas. Con persianas y graffitis, con contraventanas de desvencijada madera, siempre presentes, ocultando quizá algo más allá de la apariencia.
Las ventanas de las obras de Fernanda Fernandez están cerradas, aunque estén abiertas. El sol, la luz de nuevo omnipresente, reflejada en el cristal, devuelve una imagen de la calle en la que se sitúa el espectador, pero impide que éste se adentre en la estancia que hay más allá.
Ventanas de grandes edificios y pequeñas casas asturianas. Ventanas envejecidas por el paso del tiempo y por la acción de los hombres. “Siempre me han gustado, me atraen. No sé por qué, quizá tenga algún significado psicológico, quién sabe. Pero las pinto, básicamente, porque me gustan”.

Publicado en FARO DE VIGO, el Viernes, 17 de marzo de 2006